Resumen
De: RatónDeBiblioteca
Nafa Walid sólo quería ser actor y seducir al mundo desde las pantallas con sus hermosos ojos azules. Así que ahora, al mirar atrás, no consigue entender cómo ha llegado a esta situación.
No cómo empezó todo, ni cómo derivó en este desenfreno asesino en el que sólo impera la ley del más fuerte, en el que ellos no son más que una manada de lobos que salen juntos de cacería para infundirse coraje, pero que no dudan en comerse la carne del compañero caído. Por el camino han sumado miles de muertos y han perdido el honor.
Y la fe, ¿dónde ha quedado? Porque de ahí vino todo, de la fe. Argelia agonizaba. Las calles de Argel olían a promesas incumplidas; las que trajo la independencia y que el tiempo convirtió en humo, mientras el conformismo y la hipocresía se instalaban en un mundo nuevo en el que los lamentos de los olvidados serían escuchados, un mundo en el que los que no contaban, los que como Nafa Walid vivían hacinados en cuartuchos, trabajando para los ricos de los barrios residenciales y recogiendo las migajas que les dejaban, iban por fin a ser los encargados de construir un mundo distinto.
Y muchos les creyeron. Pero Nafa tenía sus propios planes. El sólo quería ser una estrella de cine, acudir a fiestas y triunfar. Así que ahora no entiende cómo ha acabado metido en esta locura, cómo fue que los lobos lo cazaron y se unió a su manada, y por qué, en la oscuridad de la noche, la muerte y el horror le visitan en medio de los aullidos.
No cómo empezó todo, ni cómo derivó en este desenfreno asesino en el que sólo impera la ley del más fuerte, en el que ellos no son más que una manada de lobos que salen juntos de cacería para infundirse coraje, pero que no dudan en comerse la carne del compañero caído. Por el camino han sumado miles de muertos y han perdido el honor.
Y la fe, ¿dónde ha quedado? Porque de ahí vino todo, de la fe. Argelia agonizaba. Las calles de Argel olían a promesas incumplidas; las que trajo la independencia y que el tiempo convirtió en humo, mientras el conformismo y la hipocresía se instalaban en un mundo nuevo en el que los lamentos de los olvidados serían escuchados, un mundo en el que los que no contaban, los que como Nafa Walid vivían hacinados en cuartuchos, trabajando para los ricos de los barrios residenciales y recogiendo las migajas que les dejaban, iban por fin a ser los encargados de construir un mundo distinto.
Y muchos les creyeron. Pero Nafa tenía sus propios planes. El sólo quería ser una estrella de cine, acudir a fiestas y triunfar. Así que ahora no entiende cómo ha acabado metido en esta locura, cómo fue que los lobos lo cazaron y se unió a su manada, y por qué, en la oscuridad de la noche, la muerte y el horror le visitan en medio de los aullidos.